El arquitecto Rex Heuermann, un padre de familia de 59 años ya está tras las rejas y deberá responder por una serie de asesinatos de mujeres en Gilgo Beach. Restos de ADN en una pizza y muchos años de investigación llevaron a la policía hasta su casa.
El primer hallazgo fue sorprendente: los restos óseos de una mujer en las dunas de una remota carretera de Long Island.
Luego vino la conmoción.
Días después de ese hallazgo, en diciembre de 2010, la policía descubrió partes de otras tres mujeres en las inmediaciones, en un arenal conocido como Gilgo Beach. Los restos de otras seis personas fueron hallados a lo largo de varios kilómetros de la misma autopista durante los meses siguientes. Una undécima persona, cuya desaparición había impulsado la búsqueda inicial, fue hallada muerta junto a la autopista en diciembre de 2011.
Impulsados por la pista de la furgoneta, los investigadores registraron las llamadas y los desplazamientos de varios teléfonos móviles, descifraron alias de correo electrónico, indagaron en los historiales de búsqueda y recogieron botellas desechadas -e incluso una corteza de pizza- para realizar pruebas avanzadas de ADN, según los documentos judiciales.
El viernes pasado, Heuermann, de 59 años, fue acusado de tres de los asesinatos, y los fiscales lo declararon principal sospechoso en un cuarto.
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“Desde el descubrimiento de la primera víctima, ha habido mucho escrutinio y críticas sobre cómo se ha llevado esta investigación. Les diré una cosa: Los investigadores nunca se desanimaron”, dijo el comisario de Policía del condado de Suffolk, Rodney Harrison. Prometió que seguirían trabajando: “Hasta que hagamos justicia a todas las familias implicadas”.
Heuermann, arquitecto de 59 años, se declaró inocente de múltiples cargos de asesinato. Insiste en que “él no lo hizo”, dijo su abogado Michael Brown.
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