El descubrimiento de un “gen de la ansiedad” -y de una forma natural de desactivarlo – en el cerebro de los ratones podría conducir a nuevos tratamientos para los trastornos de ansiedad, que son el tipo de enfermedad mental más frecuente en el mundo.
“Los miARN están estratégicamente preparados para controlar enfermedades neuropsiquiátricas complejas como la ansiedad”, afirma Valentina Mosienko, coautora del estudio. “Pero los mecanismos moleculares y celulares que utilizan para regular la resiliencia y la susceptibilidad al estrés eran hasta ahora, en gran medida, desconocidos”.
El problema es que, mientras cualquier persona puede sentir preocupación o temor, aquellas con trastornos de ansiedad experimentan esos sentimientos de forma generalizada y a menudo sin motivo identificable.
Los medicamentos pueden aliviar los síntomas de la ansiedad, pero como no sabemos realmente qué ocurre en el cerebro de las personas con ansiedad, encontrar el fármaco o la combinación de fármacos adecuados puede ser un proceso largo de ensayo y error.
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